En lo más alto de la torre de control, el sargento Marcos Arnaiz levanta la vista de las pantallas a través de las cuales controla el movimiento de los aviones que aterrizan y despegan de la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid). Es un día con poco movimiento, lo que le permite detenerse a observar el horizonte, hasta los 13,5 kilómetros cuadrados que ocupa el recinto de la base. La vista alcanza incluso más allá de la valla que asegura sus 21,5 kilómetros de perímetro.
Y más cerca de la torre puede contemplar la estampa de los aviones aparcados en la plataforma. A su izquierda, los apagafuegos del 43 Grupo de Fuerzas Aéreas, inconfundibles por su destacado color amarillo; muy cerca de ellos, las aeronaves del 45 Grupo —Falcon 900, A310M y A330M— y, a su derecha, los cazas F-18 del Ala 12, junto a los dos hangares de alerta. En ese momento, un Eurofighter del Centro Logístico de Armamento y Experimentación (CLAEX) avanza por la pista y despega ante la atenta mira da del sargento.
Aunque esta base aérea registra más de 14.000 aterrizajes y despegues al año, es mucho más que un aeropuerto militar. Se trata de «una pequeña población» que acoge a 30 unidades, centros y organismos, en los que trabajan unas 5.000 personas, y residencias capaces de alojar a 1.200. Gestionar los servicios y necesidades de esta gran comunidad no es una tarea fácil y de ello se encargan los 600 militares y civiles que integran la Agrupación de la base aérea de Torrejón.
En sus manos está, entre otras tareas, el control de los vuelos, la seguridad del recinto, la asistencia médica, el servicio de bomberos, el mantenimiento de las infraestructuras, la elaboración y reparto de comidas, la revisión, control y cuidado de los alojamientos y, por supuesto, la gestión de sus recursos económicos.
Al frente de todo ello está el general de brigada Alfonso Reyes Leis. «Nuestra misión principal es dar apoyo a las unida des que forman parte de la base, todas de enorme importancia», señala. «También, a las unidades transeúntes que pasan por aquí y a multitud de eventos, como la llegada de refugiados o el envío de ayuda a Ucrania. Y no menos importante es el papel que tenemos como imagen institucional. La mayoría de jefes de Estado y de Gobierno que vienen a España llegan a Torrejón; su primer contacto con nuestro país es la base y tenemos que dar una buena imagen». «No es la base militar más grande de España —puntualiza— pero es la más importante».